jueves, 29 de enero de 2009

Cropia, tralsón, inflez, caliburdi, espurimas...

Una sucesión de palabras inexistentes acude a mis vacíos pensamientos. Cropia, tralsón, inflez, caliburdi, espurimas....
En cambio, las palabras existentes pasan de largo. Paseo, esperanza, pasado, infeliz....
Y por eso hoy no puedo escribir nada, no tengo palabras, tan sólo una larga lista de vocablos sin sentido.
Cuando mis vacíos pensamientos se llenen de palabras existentes escribiré algo, mientras tanto me iré a dormir.

miércoles, 28 de enero de 2009

¿se tiran pedos las modelos?

Martha Korzsinsky nació a finales de los 80 en un pequeño pueblo del sur de Bulgaria. De niña destacó por su altura y practicó baloncesto hasta los 15 años en los que en un viaje a Roma fué descubierta por Tomás Cazinni, un fotógrafo profesional del mundo de la moda. Desde aquel día Martha comenzó una espectacular carrera como modelo.
Cuando cumplió los 18, Martha que ya vivía en New York celebró una fiesta en un elegante ático propiedad de la firma Guess. Y aquel día comenzó el principio del fin de la carrera de Martha.
En esa fiesta conoció a Mark Lujhan, un modelo sueco del que enseguida se enamoró. Bailaron, bebieron una copa de Moet, y cuando fueron a esconderse para besarse, algo llegó hasta la nariz de Mark, algo apestoso.
- dios, que peste, que asco.... - dijo el chico.
- perdón, se me ha escapado un pum. - dijo Martha.
- serás cerda....- Y la dejó desconsolada envuelta en una peste mareante.
A las dos semanas, en el desfile anual de Garzin, cuando Martha salió a la pasarela un rumor se escuchó en la sala, un rumor seguido de una desbandada por parte del público. Allí no se podía estar del mal olor que había. Lo siento- dijo sollozando la modelo. Y es que de nuevo su culito había expulsado toda la furia de los infiernos en forma de pedo.
Su mánager le buscó el mejor equipo de médicos del mundo. La tuvieron en observación media semana y al final diagnosticaron: gastrobarcinosis extrema. Resulta que tenía en su estómago una rara bacteria que producía una descomposición instantánea de todo alimento que por allí hubiera, produciendo el más maloliente de los gases que, debido a su densidad tendía a salir expulsado por su natural agujero.
Aquello hundió a la pobre chica. Se fué a vivir lejos del mundo, a una preciosa cabaña en un bosque de Minessota. Y alli se pasaba el día tirándose apestosos pedos.
Aprendió a vivir con ello. Se metía en el lago, bajaba buceando hasta el fondo y abría su ano para dejar que una nube densa saliera. Arriba, a los dos minutos un montón de peces muertos flotaban plácidamente. Aprendió a vivir con ello. Y enseguida fué olvidada por el resto del mundo.
Nadie sabe qué paso con ella. Dicen que se suicidó encerrándose en un coche y dejando que aquello saliera. Otros dicen que vive feliz con su desgracia.
FIN

Nota: Pues sí, de cualquier tema, de cualquier cosa. Me da igual.

martes, 27 de enero de 2009

Malintencionadamente actúa el beig.



Malintencionadamente. Así actúa el beig. Sin una máquina, sin un rodillo, sin un objetivo sano. Con mala intención. A posta, con alevosía. O al menos eso me dijo Pedro ayer mientras compartíamos una cuchara. Y es que Pedro odiaba el beig y le tenía mucho recelo. Siempre que podía arrojaba fuego en sus palabras contra el beig. A mí, la verdad es que no me importaba mucho. Es más, me daba lo mismo.

El beig no actúa con nobleza, no, es un perfecto hijo de puta. Las palabras de Pedro tratan de entrar en mi mente, pero yo no les dejo entrar porque no me aportan nada, ya que, como dije antes, el beig me daba lo mismo.

Y precisamente, por no tener en cuenta y casi menospreciar el beig, éste en un acto malintencionado me atacó. Sin aviso, con alevosía. Y sin saberlo, morí.

Pedro sólo acertó a decir: ya lo decía yo, ya lo decía yo, ya lo decía yo....

lunes, 26 de enero de 2009

La autoingestión del pájaro maloliente




A falta de cinco días para la autoingestión del pájaro maloliente, todo parece mucho más lejano. Y si no lo creéis, pensad que el tiempo es una medida muy falsa, tan falsa como la esperanza. Pero sin perder el hilo, a falta de esos cinco días, las cosas se ven de otra manera, al menos para el pobre pájaro. Imaginarme la escena me pone de mal humor. No me gusta ver a un pájaro, aunque sea maloliente, comerse a sí mismo, es un asco.

Y hoy no tengo un día para pensar en asquerosidades, así que no tengo otra que recordar cuando el pajarillo trinaba dulcemente en lo alto de una rama de un abeto en un bonito y despejado día de otoño, mientras a los pies del arbol una pareja se besaba con amor... Bueno, mejor pensado seguiré pensando en ese pájaro dándose picotazos a sí mismo y retorciéndose de dolor mientras disfruta del banquete.

martes, 20 de enero de 2009

6 8 12 13 26 41

6 8 12 13 26 41 martilleaban en su cabeza.
Día tras día. Sobre todo por las mañanas cuando se juntaba con ellas. Aunque a él no le gustaba eso de juntar, él prefería, cuando se unía con ellas, decir que ahora eran una parte más de su cuerpo, de un cuerpo más poderoso.
A veces pensaba que el retraso debía tener su justificación. Llevaba ya muchos años siguiendo y esperando su llegada. Llegada que no se producía.
Trataba que ese martilleo no le quitara la voluntad, que se quedara en eso, en un molesto martilleo que le acudía cuando se juntaba con ellas.
Daba igual si los cambiaba de posición: 41 8 13 26 12 6. Eso no le importaba, seguían martilleandole la cabeza por las mañanas.
Hoy le dolían las rodillas y pensaba qué ocurriría cuando llegaran. Tal vez entonces no quedaría otra solución que la huída, que escapar. En ese caso tendría que atar muchos cabos. Y seguramente por que le dolían las rodillas, hoy tenía más ganas de huir que nunca. Pero hoy no podrían venir, tendría que esperar dos días.
6 8 12 13 26 41 martilleaban en su cabeza.

viernes, 9 de enero de 2009

COMO ANTES

Quise llegar el primero. Y así fué. Llegué el primero. Lo de siempre, buscar un sitio cómodo en la barra y pedir una caña. Ojear el diario y darle cuatro sorbos a la cerveza. No hubo tiempo para más. Un huracán entró por la puerta. Recto, sin mirarme. Firme hacia el fondo. No sé que decir, así que grito: capullooo!! Se vuelve. Fenomenal, está fenomenal!! Abrazos cariñosos y primeras palabras. Dios qué mata de pelo tiene el cabrón!! Dos minutos después se vuelve a abrir la puerta, los dos nos giramos. Una tremenda sonrisa tras unas guapas gafas naranjas o calabaza nos saluda. Más abrazos. Qué flaco está el cabrón!! Vamos al fondo, nos sentamos. Chin chin con la cerveza. Y de repente desaparecen los últimos cuatro o tres años. Todo era como antes. Casi las mismas conversaciones, casi las mismas carcajadas. Nos ponemos al día. Nuevos objetivos. Más películas, más escritos!! Problemas y chistes. Vino y calçots. Después de la cena como antes: un coche y al karaoke. Futbolín, Ron con cocacola, Miguel Rios y Victor Manuel.
Qué noche la de aquel día!!
Y al final un deseo: QUE SE REPITAAAAAAA!!!!
OS QUIERO CABRONES!!!