La pelota golpeó el suelo y subió. En un instante pareció flotar, pero volvió a bajar. Ésta vez volvió a subir, pero con menos fuerza y volvió a flotar y volvió a bajar. Al cabo de unos cuantos botes más, la pelota ya no subió. Ni flotó. Ni bajó.
-Bah! Sólo es una pelota!
Tú que sabras! No tienes alma. Si sólo saber ver una pelota es que no estás ni mediovivo.
Es tu problema.
Allá tú.
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