martes, 20 de enero de 2009

6 8 12 13 26 41

6 8 12 13 26 41 martilleaban en su cabeza.
Día tras día. Sobre todo por las mañanas cuando se juntaba con ellas. Aunque a él no le gustaba eso de juntar, él prefería, cuando se unía con ellas, decir que ahora eran una parte más de su cuerpo, de un cuerpo más poderoso.
A veces pensaba que el retraso debía tener su justificación. Llevaba ya muchos años siguiendo y esperando su llegada. Llegada que no se producía.
Trataba que ese martilleo no le quitara la voluntad, que se quedara en eso, en un molesto martilleo que le acudía cuando se juntaba con ellas.
Daba igual si los cambiaba de posición: 41 8 13 26 12 6. Eso no le importaba, seguían martilleandole la cabeza por las mañanas.
Hoy le dolían las rodillas y pensaba qué ocurriría cuando llegaran. Tal vez entonces no quedaría otra solución que la huída, que escapar. En ese caso tendría que atar muchos cabos. Y seguramente por que le dolían las rodillas, hoy tenía más ganas de huir que nunca. Pero hoy no podrían venir, tendría que esperar dos días.
6 8 12 13 26 41 martilleaban en su cabeza.

2 comentarios:

Gonzalo dijo...

Tio! No lo cojo!
Me estrujo el coco y no se de que hablas... debo de andar flojo de imaginación... ¿6 8 12 13 26 41?
Son los numeros de la primitiva? ja ja ja.
Da alguna pista mas, no nos dejes así a tus lectores...
Ya!

Mónica dijo...

Esto me suena...

Un beso Rafa