A falta de cinco días para la autoingestión del pájaro maloliente, todo parece mucho más lejano. Y si no lo creéis, pensad que el tiempo es una medida muy falsa, tan falsa como la esperanza. Pero sin perder el hilo, a falta de esos cinco días, las cosas se ven de otra manera, al menos para el pobre pájaro. Imaginarme la escena me pone de mal humor. No me gusta ver a un pájaro, aunque sea maloliente, comerse a sí mismo, es un asco.
Y hoy no tengo un día para pensar en asquerosidades, así que no tengo otra que recordar cuando el pajarillo trinaba dulcemente en lo alto de una rama de un abeto en un bonito y despejado día de otoño, mientras a los pies del arbol una pareja se besaba con amor... Bueno, mejor pensado seguiré pensando en ese pájaro dándose picotazos a sí mismo y retorciéndose de dolor mientras disfruta del banquete.
2 comentarios:
¡Que! Transmitiendo alegría y ganas de vivir ¿N0?
Luis: Yo una vez fumé. Y era el pájaro maloliente que se autoingesta. Ahora no fumo y simplemente ese pájaro me da asco.
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